14 enero 2013

Arlindo Yip (1 de 3)

Arlindo Yip vive solo. Su casa es pequeña, sin apenas muebles. Un par de habitaciones, un dormitorio con un armario empotrado, una cocina alargada, un cuarto de baño y una pequeña galería que da a la calle donde Arlindo Yip cuelga una bicicleta de carreras, que hace más de cien años que no usa. También hay una alfombra enrollada con una enorme mancha de yogur, una jaula vacía con los comederos todavía llenos de alpiste. Y dos bombonas de butano.
Se trata de un cuarto piso sin ascensor. Así que cuando el señor del butano, robusto él, tiene que subir alguna bombona, cierra los ojos y maldice entre dientes. Menos mal que Arlindo Yip le da una propina que el repartidor guarda en un bolsillo especial.
Una fría mañana de enero, Arlindo no disponía de monedas sueltas para la gratificación y pensó que no sería mala cosa obsequiar al vigoroso repartidor con un libro que había terminado de leer recientemente.
- Tome – le dijo Arlindo Yip.
- ¿Un libro? ¿Para qué quiero un libro? ¡Más peso todavía! – se quejó, y con razón, el repartidor de bombonas a domicilio.
Arlindo Yip lo miró sorprendido, la respuesta de aquel hombre le había pillado fuera de juego. Se rascó la cabeza, pensando qué contestar.
- No hace falta que lo lea. La verdad es que no cuenta nada nuevo. Ya sabe: pura palabrería. Pero seguro que se enamora de la protagonista. Es alta, morena, de ojos claros... Dulce, cariñosa, hermosa...
- ¿Y sabe hacer huevos fritos con patatas fritas?
- ¿Quién? – preguntó tontamente Arlindo Yip.
- ¡Quién va a ser! La protagonista. Esa joven morena, cariñosa...
- Perfectamente.
A partir de ese día el repartidor no se separó del libro. Aprovechaba las retenciones de tráfico, los semáforos en rojo, las paradas en los stops, los trayectos en ascensor, su camino a casa para seguir leyendo. Leía como nunca antes lo había hecho.
- ¿Usted sabe qué significa “adyacente”? – le preguntó un día a una señora muy mayor a la que todos los últimos viernes de mes le reponía una bombona de gas butano.
- ¿Adyacente?
- Sí, eso he dicho. Aquí lo pone – contestó, señalando con el dedo la página abierta del libro.
- Contiguo, situado en las inmediaciones o proximidades de otra cosa – contestó ella.
- Claro. Sí, eso es.

***

Arlindo Yip, de Daniel Nesquens.

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